jueves, 11 de junio de 2015

Hepatitis B


Datos y cifras

  • La hepatitis B es una infección vírica del hígado que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad crónica.
  • El virus se transmite por contacto con la sangre u otros líquidos corporales de una persona infectada.
  • Más de 780 000 personas mueren cada año como consecuencia de la hepatitis B.
  • La hepatitis B representa un importante riesgo laboral para los profesionales sanitarios.
  • La hepatitis B es prevenible con la vacuna actualmente disponible, que es segura y eficaz.

La hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Constituye un importante problema de salud a nivel mundial y es el tipo más grave de hepatitis viral. Puede causar hepatopatía crónica y conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer hepático.
Más de 240 millones de personas tienen (a largo plazo), infecciones crónicas del hígado .Más de 780 000 personas mueren cada año como consecuencia de la hepatitis B.
Hay una vacuna contra la hepatitis B desde 1982. La vacuna tiene una eficacia del 95% en la prevención de la infección por VHB y sus consecuencias crónicas, y fue la primera vacuna contra uno de los principales cánceres humanos.

Distribución geográfica

El virus de la hepatitis B puede provocar una enfermedad aguda cuyos síntomas, que pueden durar varias semanas, incluyen coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular (ictericia), orina oscura, cansancio intenso, náuseas, vómitos y dolor abdominal. La máxima prevalencia de la hepatitis B se registra en el África subsahariana y Asia oriental. En esas regiones, la mayor parte de las infecciones con el virus de la hepatitis B se producen en la infancia, y entre el 5 y el 10% de la población adulta está infectada de forma crónica.
También hay tasas elevadas de infección crónica en la cuenca del Amazonas y en el sur de Europa oriental y central. Se calcula que entre un 2 y un 5% de la población del Oriente Medio y el subcontinente indio padece infección crónica. En Europa occidental y América del Norte la infección crónica afecta a menos del 1% de la población.

Transmisión

En las zonas con alta endemicidad el virus se transmite generalmente de la madre al niño en el parto, o por contacto interpersonal en la primera infancia.
La transmisión perinatal o en la primera infancia puede representar más de una tercera parte de las infecciones crónicas en zonas de baja endemicidad, aunque en esos entornos las principales vías de contagio son la transmisión sexual y el uso de agujas contaminadas, especialmente entre los consumidores de drogas por vía parental.
El virus de la hepatitis B puede sobrevivir fuera del organismo por lo menos siete días. En ese período todavía puede causar infección si penetra en el organismo de una persona no protegida por la vacuna.
El virus de la hepatitis B no se transmite por alimentos o agua contaminados, ni por contactos ocasionales en el lugar de trabajo.
El período medio de incubación de la hepatitis B es de 75 días, pero puede oscilar entre 30 y 180 días. El virus, que se puede detectar entre los 30 y los 60 días de la infección, persiste durante un período de tiempo variable.

Síntomas

La mayor parte de los afectados no presentan síntomas durante la fase de infección aguda. Sin embargo, algunas personas desarrollan un cuadro agudo con síntomas que duran varias semanas e incluyen coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia), orina oscura, fatiga extrema, náusea, vómitos y dolor abdominal.
En algunos casos la hepatitis B puede causar también una infección hepática crónica, que ulteriormente puede dar lugar a cirrosis o cáncer del hígado.
Más del 90% de los adultos sanos infectados con el virus de la hepatitis B se recuperarán y se librarán del virus en un plazo de seis meses.

¿Quiénes corren riesgo de sufrir la enfermedad de forma crónica?

La probabilidad de que la infección por el virus de la hepatitis B se vuelva crónica depende de la edad a la que se produzca. Los niños infectados antes de cumplir los seis años son los más expuestos al riesgo de desarrollar infecciones crónicas:
  • entre un 80% a 90% de los lactantes infectados en el primer año de vida sufren infección crónica;
  • entre un 30% a 50% de los niños infectados entre el año y los cuatro años desarrollan infección crónica.
En los adultos:
  • menos del 5% de los adultos sanos infectados con el virus de la hepatitis B desarrollarán la infección crónica;
  • entre un 15 y un 25% de los adultos infectados crónicamente en la infancia mueren por cáncer o cirrosis del hígado relacionados con la hepatitis B.

Diagnóstico

Las manifestaciones clínicas no permiten diferenciar la hepatitis B de la hepatitis causada por otros agentes virales y, consiguientemente, es esencial la confirmación del diagnóstico en laboratorio.
Se dispone de algunas pruebas de sangre para diagnosticar la hepatitis B y hacer el seguimiento de las personas infectadas. Mediante esas pruebas se pueden distinguir las infecciones agudas y las crónicas.
El diagnóstico de laboratorio de la hepatitis B se centra en la detección del antígeno superficial del virus de la hepatitis B (HBsAg). La OMS recomienda que se analice la presencia de este marcador en todas las donaciones de sangre, a fin de evitar la transmisión del virus a los receptores.
  • La infección aguda se caracteriza por la presencia del HBsAg y de inmunoglobulina M (IgM) en el antígeno del núcleo HBcAg. En la fase inicial de la infección los pacientes también son seropositivos para el HBeAg.
  • La infección crónica se caracteriza por la persistencia (más de seis meses) del HBsAg (con o sin concurrencia de HBeAg). La persistencia de HBsAg es el principal marcador del riesgo de ulterior desarrollo de hepatopatía crónica y carcinoma hepatocelular.
  • La presencia del HBeAg indica que la sangre y los líquidos corporales de la persona infectada son muy contagiosos.

Tratamiento

No hay un tratamiento específico contra la hepatitis B aguda. Las medidas se centran en mantener el bienestar y el equilibrio nutricional, que incluye la reposición de los líquidos perdidos por los vómitos y la diarrea.
Personas con hepatitis B crónica que requieren tratamiento, pueden ser prescritos medicamentos antivirales, como tenofovir y entecavir, y también inyecciones de interferón. El tratamiento puede retardar la progresión de la cirrosis, reducir la incidencia del carcinoma hepatocelular y mejorar la supervivencia a largo plazo. El tratamiento, sin embargo, no es fácilmente accesible en muchos entornos con recursos limitados.
El cáncer hepático es casi siempre mortal, y suele aparece a edades en que los pacientes son muy productivos y tienen cargas familiares. En los países en desarrollo, la mayoría de los pacientes con cáncer hepático mueren a los pocos meses del diagnóstico. En los países de ingresos altos, la cirugía y la quimioterapia pueden prolongar la vida unos cuantos años.
Algunos pacientes con cirrosis reciben trasplantes hepáticos, con diverso éxito.

Prevención

La vacuna contra la hepatitis B es el principal pilar de la prevención de esa enfermedad. La OMS recomienda que se administre a todos los lactantes lo antes posible tras el nacimiento, preferentemente en las primeras 24 horas.
La dosis inicial deberá ir seguida de dos o tres dosis para completar la serie primaria. En la mayoría de los casos se considera apropiada cualquiera de las dos opciones siguientes:
  • tres dosis de la vacuna; la primera (monovalente) al nacer, y las dos subsiguientes (monovalentes o combinadas) al mismo tiempo que las dosis primera y tercera de la vacuna DTP; o
  • cuatrto dosis de la vacuna; la primera (monovalente) al nacer, y las tres subsiguientes (monovalentes o combinadas) al mismo tiempo que las dosis primera y tercera de la vacuna DTP; o
La serie completa de vacunas genera anticuerpos que alcanzan niveles de protección superiores al 95% en lactantes, niños y adultos jóvenes. La protección dura por lo menos 20 años, y posiblemente toda la vida.
Se debe vacunar a todos los niños y adolescentes de menos de 18 años que no hayan sido vacunados con anterioridad. Se debe vacunar también a las poblaciones de alto riesgo, en particular a:
En los países en que la endemicidad es baja o intermedia se debe vacunar a todos los niños y adolescentes menores de 18 años que no estén vacunados. En esos entornos es posible que más personas de los grupos de alto riesgo adquieran la infección, por lo que también se los debería vacunar. Esto incluye a:
  • pacientes que necesitan transfusiones frecuentes de sangre o productos sanguíneos, y receptores de trasplantes de órganos sólidos;
  • reclusos;
  • consumidores de drogas por vía parenteral;
  • parejas y contactos familiares de pacientes con infección crónica por el virus de la hepatitis B;
  • personas sexualmente promiscuas, así como el personal sanitario y otras personas que por su trabajo podrían estar expuestas al contacto con sangre y productos sanguíneos; y
  • personas que no hayan completado la serie de vacunación contra la hepatitis B y prevean viajar a zonas en las que la enfermedad es endémica.
La vacuna tiene un notable historial de seguridad y eficacia. Desde 1982 se han administrado más de mil millones de dosis en todo el mundo. En muchos países en los que entre un 8 y un 15% de los niños solían infectarse de forma crónica con el virus de la hepatitis B, la vacunación ha reducido esa tasa a menos del 1% entre los niños vacunados.
En 2012, 183 países estaban vacunando a los lactantes contra la hepatitis B como parte de sus calendarios de vacunación Y 79% de los niños recibían la vacuna. Eso supone un incremento importante en comparación con los 31 países de 1992, año en el que la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una resolución en la que se recomendó la vacunación mundial contra la hepatitis B.
Por otra parte, la aplicación de estrategias sobre seguridad de los productos sanguíneos, y las pruebas de detección de calidad asegurada para toda la sangre y los componentes sanguíneos donados destinados a transfusión pueden prevenir la transmisión del virus de la hepatitis B.
Las prácticas para la seguridad de las inyecciones, a diferencia de las inyecciones innecesarias e inseguras, pueden proteger contra la transmisión del virus de la hepatitis B. Asimismo, las prácticas sexuales más seguras, por ejemplo, minimizar el número de parejas sexuales y utilizar medidas de protección (preservativos) protegen contra la transmisión.

Respuesta de la OMS

Con miras a prevenir y controlar la hepatitis viral, la OMS está trabajando en las siguientes esferas:
  • sensibilización, promoción de alianzas y movilización de recursos;
  • formulación de políticas basadas pruebas científicas y datos para la acción;
  • prevención de la transmisión; y
  • pruebas de detección, atención y tratamiento.
Además, el 28 de julio de cada año, la OMS conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, con el fin de acrecentar la sensibilización y el conocimiento de la hepatitis viral. 

martes, 2 de junio de 2015

Moringa



Se ha demostrado que baja el colesterol, los niveles de azúcar y ayuda a controlar la tensión. Posee 46 antioxidantes, promueve el funcionamiento normal del hígado y el riñón, previene la osteoporosis por su contenido de calcio, es antiinflamatoria y sus flores son buenas para la piel al usarse como cosméticosCientíficos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) demostraron, mediante un estudio de caracterización química, que las cápsulas de las plantas de Moringa, cultivadas en Venezuela, contienen los mismos componentes que sus semillas y tienen el potencial para la descontaminación del medio ambiente.Mirla Rodríguez, investigadora del instituto, explicó que las cápsulas estudiadas contienen compuestos como celulosa, hemicelulosa, lignina y proteínas, los cuales poseen grupos funcionales capaces de absorber iones metálicos presentes en sistemas acuosos, reseñó una nota de prensa del IVIC.Las cápsulas de donde brotan las semillas de Moringa pueden ser utilizadas en la remoción de metales pesados y colorantes presentes en aguas contaminadas; regeneración de suelos dañados por los efectos de metales pesados, herbicidas y pesticidas; remoción de colorantes presentes en aceites y como materia prima para la elaboración de compost.El mencionado estudio forma parte del Proyecto nacional para la producción y uso de la Moringa Oleífera, financiado por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit), ente adscrito al Ministerio para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.

CARACTERÍSTICAS DE LA MORINGALa moringa es una planta de gran productividad y con importantes usos nutritivos y medicinales en todos sus elementos: desde las raíces hasta las ramas, vainas y flores.Aunque es originaria de regiones asiáticas como India, Paquistán y Bangladesh, se adapta perfectamente al trópico, y en el país es promovida como un elemento capaz de elevar el valor nutricional de sus pobladores para sustituir al menos la mitad de la soya que actualmente se importa en el país, y que es la principal fuente proteica del alimento balanceado para animales: ovejos, caprinos, conejos, pollos y gallinas, cerdos y bovinos.En Venezuela, desde 2012, se han sembrado 285 hectáreas de Moringa en los estados Zulia, Guárico, Aragua, Anzoátegui, Portuguesa, Barinas, Yaracuy, Cojedes, Lara, Falcón, Sucre y Nueva Esparta.Entre los beneficios de la Moringa, se encuentra que esta puede añadirse a otros alimentos para elevar su valor nutricional, o bien prepararse como ensaladas, té, sopas, agregarse a galletas, panes o pizzas e incluso consumir sus hojas o tallos directamente, con un sabor parecido al del rábano.Se ha demostrado que baja el colesterol, los niveles de azúcar y ayuda a controlar la tensión. Posee 46 antioxidantes, promueve el funcionamiento normal del hígado y el riñón, previene la osteoporosis por su contenido de calcio, es antiinflamatoria y sus flores son buenas para la piel al usarse como cosméticos.Su semilla es oleaginosa y produce un aceite semejante al de oliva

domingo, 10 de mayo de 2015

¿Qué es y cómo actúa la Escopolamina, “Burundanga”?










Una droga acerca de la que circulan más desinformación y mitos que evidencias científicas. Consultamos al experto toxicólogo Dr. Carlos Damin para que los colegas puedan responder con bases sólidas a las consultas de los pacientes.
GENERALIDADES
El nombre popular de “burundanga” tiene origen afrocubano y significa bebedizo, brebaje o sustancia usada con fines delictivos. Aunque se ha denominado así a cualquier hipnógeno capaz de controlar a una persona y transformarla en víctima con el fin de someterla y cometer ilícitos (sumisión química), es más  frecuente que se le llame así a la escopolamina también llamada hioscina.
Las solanáceas
Las diferentes especies de Datura (stramonium –chamico-, innoxia) contienen principalmente escopolamina y, en menor cantidad, hiosciamina. Aquella se presenta en concentraciones suficientes para ejercer efectos psicotrópicos en las raíces, hojas y semillas de las Daturas.
Estas hierbas, que alcanzan alturas de 1 a 2 m, poseen hojas con bordes aserrados y tallos limpios, desprovistos de ellas. La variedad más común presenta flores blancas, de cinco puntas, que se mantienen erectas (6-9 cm de largo). En la inspección se destaca la presencia de su fruto, verde y de forma ovoidea, cubierto de espinas. Dentro de él se encuentran las semillas, aplanadas y de color negro.
Las solanáceas Brugmansia arborea, B. aurea, B. sanguinea, B. suaveolens y B. versicolor (Floripondio) contienen los mismos alcaloides que las Daturas: escopolamina, hiosciamina, atropina y otros alcaloides secundarios de los tropanos, tales como norescopolamina, apoescopolamina y meteloidina. Las hojas y tallos de B. aurea contienen un 0.3 % de alcaloides de los cuales el 80 % corresponde a escopolamina, el principio alucinógeno predominante.
La planta es un arbusto que puede medir entre 3 a 6 m de altura de hojas elípticas con pequeñas vellosidades. Sus elementos característicos son sus flores, péndulas, de 20 cm de largo, forma de trompeta y color blanco (otras especies poseen colores diferentes). Tienen además la particularidad de emitir una fragancia característica, especialmente por las tardes.
Diversas investigaciones sugieren que el uso de Brugmansia en América derivaría de sus similitudes morfológicas con las Daturas asiáticas. Se cree que los primeros habitantes de América, que llegaron a través del Estrecho de Behring, prosiguieron con sus costumbres religiosas utilizando las nuevas plantas que les proveía el nuevo ambiente. Las diferentes variedades de brugmansias son de uso ornamental en plazas, parques y jardines públicos y privados de todo el centro y norte del país.
A veces se consume con fines recreativos siendo en ese caso principalmente a través de la maceración de las flores en bebidas alcohólicas o en infusión. Cuando la preparación es por cocimiento la liberación de nicotina a partir de las flores de Brugmansia constituye un importante factor de riesgo para la producción de arritmias cardíacas.

ESCOPOLAMINA
Mecanismos de acción

La escopolamina actúa como antagonista competitivo no selectivo de los receptores muscarínicos. Por tanto, tiene capacidad de unión a los diferentes subtipos de receptores M1-M5 y de bloquear la acción de la acetilcolina sobre éstos produciendo un claro cuadro anticolinérgico.
Vías de absorción
“El simple contacto sea con alguna presentación en forma líquida o en polvo, no produce manifestación alguna por falta de absorción”
La escoplamina se absorbe muy bien en el tracto gastrointestinal y es por vía oral como más frecuentemente se administra a las víctimas de ilícitos en dulces, chocolates o bebidas como gaseosa, café y licores. Debido a su mecanismo de acción, su permanencia en estómago puede ser prolongada.
Es factible el ingreso por vía inhalatoria a través de cigarrillos (fumada) o por la piel con la aplicación de linimentos o a través de parches (en tiempos prolongados y determinadas condiciones de temperatura y humedad). El simple contacto sea con alguna presentación en forma líquida o en polvo, no produce manifestación alguna por falta de absorción.
Uso clínico
Clínicamente, la escopolamina es muy eficaz para la prevención de la enfermedad cinética y esta indicación representa su uso clínico más común. Se usa también para reducir la salivación y el exceso de secreciones bronquiales antes de una cirugía, para reducir los estados espásticos en el parkinsonismo, y para producir la refracción ciclopléjica y dilatación de las pupilas en el tratamiento de la iridociclitis pre y postoperatoria, así como en iritis y uveítis. Es muy utilizada también por su efecto antiespasmódico.
Cuadro clínico de la intoxicación
Síntomas generales: hay disminución de la secreción glandular a nivel general produciendo sequedad de piel y mucosas, sed, dificultad para deglutir y hablar, pupilas dilatadas (midriasis) con reacción lenta a la luz y visión borrosa para objetos cercanos. Se manifiesta con enrojecimiento de la piel por vasodilatación cutánea y disminución de la sudoración, brote escarlatiniforme en cara y tronco e hipertermia marcada. La frecuencia cardíaca está aumentada. Produce también retención urinaria por espasmo del esfínter. Dosis muy altas desencadenan arritmias cardíacas, taquicardia severa, fibrilación, insuficiencia respiratoria, colapso vascular y muerte.
Sistema nervioso central: la escopolamina al ser absorbida ocasiona un estado de pasividad completa de la persona con actitud de “automatismo”, recibe y ejecuta órdenes sin oposición, desapareciendo los actos inteligentes de la voluntad lo que se denomina “sumisión química” y presenta amnesia anterógrada. Bloquea las funciones colinérgicas en el sistema límbico y corteza asociada, relacionados con aprendizaje y memorización. En algunas personas puede causar desorientación, excitación psicomotriz, alucinaciones, delirio y agresividad, similar al producido por la atropina, conocido como “delirio atropínico”. En dosis muy altas produce convulsiones, depresión severa y coma.
Metabolismo y excreción
“La dosis tóxica mínima se estima en 10 mg en los niños y 100 mg en los adultos”
El efecto máximo se alcanza de una a dos horas de la absorción y cede paulatinamente aunque la sintomatología se mantiene por varias horas; tiene una vida media de eliminación de 2,5 horas y se metaboliza en hígado por hidrólisis enzimática, en ácido trópico y escopina y sólo 10% se excreta por riñón sin metabolizarse. Aparecen trazas en el sudor y la leche materna. Atraviesa la barrera placentaria y puede actuar sobre el feto.
La dosis tóxica mínima se estima en 10 mg en los niños y 100 mg en los adultos.
DIAGNÓSTICO
Debe hacerse un cuidadoso interrogatorio al paciente o acompañantes; el examen físico minucioso aporta mucho al diagnóstico dado lo florido del cuadro clínico, así como la evaluación de las circunstancias previas a la evaluación del paciente (robo, violación, ingesta de drogas, uso de gotas oftálmicas, etc.). En los niños es importante precisar si hubo ingesta accidental de “plantas” desconocidas o con fines terapéuticos.
Puede ser determinada en sangre, orina y contenido gástrico por lo que se deben tomar muestras al ingreso del paciente antes de administrar otras sustancias para el tratamiento.
Diagnóstico diferencial
Debe descartarse intoxicación por bloqueadores histaminérgicos H1, fenotiazinas, antidepresivos tricíclicos, los cuales tienen actividad antimuscarínica; enfermedades exantémicas como escarlatina o sarampión; enfermedad mental orgánica por encefalopatía (psicosis orgánica), esquizofrenia o delirium tremens; intoxicación por alcoholes, especialmente el metílico que produce midriasis y alteraciones del sistema nervioso central; trauma craneoencefálico y otras sustancias psicoactivas estimulantes.
TRATAMIENTO
Debe conservarse la vía aérea permeable y una adecuada oxigenación, hidratación, control de hipertermia con medios físicos (bolsas de hielo, compresas frías, etc.) y sonda vesical. Deben evitarse los estímulos externos como el lumínico.
Es benéfico disminuir la absorción con lavado gástrico, preferiblemente con carbón activado lo cual debe iniciarse sin demora si la sustancia se ha ingerido teniendo en cuenta que los anticolinérgicos disminuyen la motilidad gástrica. Si se observa recuperación progresiva del paciente y mejoría satisfactoria del cuadro clínico, se continúa con medidas generales y observación permanente hasta darle de alta. Si presenta delirio y/o coma, causado por grandes dosis de escopolamina, la fisostigmina es el tratamiento indicado. Esta droga inhibidora reversible de la acetilcolinesterasa, corrige los efectos centrales y los efectos periféricos.
La dosis terapéutica de fisostigmina es de 0.5 – 3.0 mg intravenosos lentos en adultos. Si el diagnóstico es correcto, se observa una respuesta rápida (diagnóstico terapéutico). Como la fisostigmina se metaboliza rápidamente, el paciente puede reagudizar la signosintomatología, necesitando nuevas dosis.
Para la sedación y el control de convulsiones, el lorazepam es la droga de elección.

http://www.arsenalterapeutico.com 

sábado, 9 de mayo de 2015

Solo se deben practicar las cesáreas que sean necesarias por motivos médicos

  La cesárea es una de las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en todo el mundo, y su frecuencia sigue aumentando, sobre todo en países ingresos altos y medianos. Aunque permite salvar vidas humanas, a menudo se practica sin que existan indicaciones clínicas, lo cual pone a las madres y a los niños en riesgo de sufrir problemas de salud a corto y a largo plazo. En una nueva declaración, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca lo importante que es centrarse en las necesidades de los pacientes, caso por caso, y desalienta el establecimiento de “metas” con respecto a la tasa de cesáreas.
La cesárea puede ser necesaria cuando el parto vaginal suponga un riesgo para la madre o el niño —por ejemplo: parto prolongado, sufrimiento fetal o presentación anómala—. No obstante, también puede ser causa de complicaciones importantes, discapacidad y muerte, sobre todo en entornos que carecen de instalaciones para realizar intervenciones quirúrgicas en condiciones seguras y tratar posibles complicaciones.
Desde 1985, la comunidad sanitaria internacional ha considerado que la tasa “ideal” de cesáreas se encuentra entre el 10% y el 15%. Nuevos estudios revelan que el número de muertes maternas y neonatales disminuye cuando dicha tasa se acerca al 10%, pero no hay pruebas de que las tasas de mortalidad mejoren cuando se supera esa cifra del 10%.
«Estas conclusiones destacan el valor de la cesárea para salvar vidas entre las madres y los recién nacidos», dice la Dra. Marleen Temmerman, directora del Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas de la OMS. «Asimismo ilustran lo importante que es garantizar que se ofrezca la cesárea a todas las mujeres que la necesiten, y no centrarse simplemente en alcanzar una determinada tasa.»
Todavía se desconocen los efectos poblacionales de las tasas de cesáreas en los desenlaces maternos y neonatales, como las muertes intrauterinas o afecciones como la asfixia del parto. Son necesarias más investigaciones sobre el impacto de la cesárea en el bienestar psicológico y social de la mujer.
Debido al aumento de los costos, las tasas elevadas de cesáreas innecesarias pueden detraer recursos para otros servicios en sistemas de salud sobrecargados y frágiles.
La inexistencia de un sistema de clasificación normalizado e internacionalmente aceptado para monitorear y comparar las tasas de cesáreas de forma homogénea y orientada hacia la acción es uno de los factores que ha dificultado una mejor comprensión de esta tendencia. La OMS propone la adopción de la clasificación de Robson como sistema de clasificación de las cesáreas aplicable a nivel internacional.
El sistema de Robson clasifica a todas las mujeres ingresadas para dar a luz en uno de 10 grupos en función de características fácilmente identificables, como el número de embarazos anteriores, la presentación cefálica, la edad gestacional, la existencia de cicatrices uterinas, el número de niños o el modo como se inició el parto. La utilización de este sistema debería facilitar las comparaciones y el análisis de las tasas de cesáreas en un mismo centro y entre diferentes centros, países y regiones.
«La información recopilada de forma normalizada, uniforme y repetible es fundamental para los centros sanitarios en sus intentos de optimizar el uso de la cesárea y de evaluar y mejorar la calidad de la atención», explica la Dra. Temmerman. «Instamos a los profesionales sanitarios y a las instancias decisorias a que reflexionen sobre estas conclusiones y las pongan en práctica en cuanto puedan.» 

viernes, 10 de abril de 2015

Ebola sigue siendo emergencia global de salud



GINEBRA, 10 abr (Xinhua) -- La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo hoy que el actual brote de ébola sigue constituyendo una emergencia de salud pública de interés internacional, a pesar del reducido número de nuevos casos confirmados la semana pasada en el oeste de Africa.

El jueves, la OMS convocó la quinta reunión del Comité de Emergencia para el Ebola para discutir el brote del virus y las recomendaciones actuales.

El comité dijo en una declaración que como resultado de nuevos avances en las actividades de prevención y control del ébola en todo el oeste de Africa, incluyendo el ámbito del rastreo de contactos, el riesgo general de propagación internacional parece haberse reducido aún más desde enero con un descenso en la incidencia de casos y en la distribución geográfica en Liberia, Sierra Leona y Guinea.

"Este avance se ha registrado en las tres naciones", dijo Bruce Aylward, director general asistente de la OMS, en una conferencia de prensa ofrecida hoy. Aylward dijo que los casos recién confirmados la semana pasada en Sierra Leona bajaron a nueve, Guinea reportó sólo 21 casos y Liberia no ha reportado ningún caso en las últimas dos semanas.

"El riesgo de propagación internacional parece haberse reducido y esto es resultado del trabajo que se ha realizado en estos países", dijo.

El comité concluyó que el brote, que cobró más de 10.000 vidas e infectó a más de 25.000 personas, sigue constituyendo una emergencia global de salud pública y recomendó ampliar todas las recomendaciones temporales previas.

Medidas como la cuarentena de los viajeros, el impedir el ingreso a un país, la cancelación de vuelos y el cierre de fronteras interfieren de manera significativa con los viajes y el transporte internacionales y afectan negativamente tanto la respuesta como los esfuerzos de recuperación, dijo el comité.

jueves, 5 de marzo de 2015

Fiebre amarilla



Datos fundamentales

  • La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.
  • La mortalidad de los casos graves no tratados puede llegar al 50%.
  • Se calcula que cada año se producen en el mundo 200 000 casos de fiebre amarilla que causan unas 30 000 muertes con un 90% de ellas en África.
  • El virus es endémico en las zonas tropicales de África y América Latina, con una población de más de 900 millones de habitantes.
  • El número de casos de fiebre amarilla ha aumentado en los dos últimos decenios debido a la disminución de la inmunidad de la población, la deforestación, la urbanización, los movimientos de población y el cambio climático.
  • No hay tratamiento curativo para la fiebre amarilla. El tratamiento es sintomático y consiste en paliar los síntomas y mantener el bienestar del paciente.
  • La vacunación es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. La vacuna es segura, asequible, muy eficaz, y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.

Signos y síntomas

Una vez contraído el virus y pasado el periodo de incubación de 3 a 6 días, la infección puede cursar en una o dos fases. La primera, aguda, suele causar fiebre, mialgias con dolor de espalda intenso, cefaleas, escalofríos, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. Posteriormente, la mayoría de los pacientes mejoran y los síntomas desaparecen en 3 o 4 días.
Sin embargo, el 15% de los pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica. Vuelve la fiebre elevada y se ven afectados diferentes sistemas orgánicos. El paciente se vuelve ictérico rápidamente y se queja de dolor abdominal con vómitos. Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas, con sangre en los vómitos o las heces. La función renal se deteriora. La mitad de los pacientes que entran en la fase tóxica mueren en un plazo de 10 a 14 días, y los demás se recuperan sin lesiones orgánicas importantes.
El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas. Puede confundirse con el paludismo grave, el dengue hemorrágico, la leptospirosis, la hepatitis viral (especialmente las formas fulminantes de hepatitis B y D), otras fiebres hemorrágicas (la fiebre hemorrágica boliviana, argentina y venezolana y otros flavivirus como el virus del Oeste del Nilo, el virus Zika etc.) y otras enfermedades. Los análisis de sangre permiten detectar anticuerpos específicos frente al virus. También se utilizan otras técnicas para identificar el virus en las muestras de sangre o en el tejido hepático obtenido en la autopsia. Estas pruebas requieren personal de laboratorio con gran capacitación, y materiales y equipos especializados.

Poblaciones en riesgo

Hay 44 países endémicos en África y América Latina con un total de 900 millones de habitantes en riesgo. En África hay 31 países en riesgo, con una población estimada de 508 millones de habitantes. El resto de la población en riesgo se encuentra en 13 países latinoamericanos, entre los que destacan por su mayor riesgo Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
Según las estimaciones de la OMS de principios de los años noventa, cada año habría en el mundo 200 000 casos de fiebre amarilla, 30 000 de ellos mortales, y el 90% de ellos se producirían en África. En un análisis reciente de fuentes africanas de datos que deberán publicarse este año, las estimaciones fueron similares, pero con una carga ligeramente menor de 84 000 a 170 000 casos graves y 29 000 a 60 000 muertes en África para el año 2013. Sin vacunación, dicha carga sería mucho mayor.
En países libres de fiebre amarilla se produce un pequeño número de casos importados. Aunque nunca se han notificado casos en Asia, la región es una zona de riesgo porque existen las condiciones necesarias para la transmisión. En los últimos siglos (XVII a XIX), se registraron brotes de fiebre amarilla en América del Norte (Nueva York, Filadelfia, Charleston, Nueva Orleans, etc) y Europa (Irlanda, Inglaterra, Francia, Italia, España y Portugal).

Transmisión

El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus y su vector principal son los mosquitos, que transmiten el virus de un huésped a otro, principalmente entre los monos, pero también del mono al hombre y de una persona a otra.
Hay varias especies diferentes de mosquitos Aedes y Haemogogus que transmiten el virus. Los mosquitos se crían cerca de las casas (domésticos), en el bosque (salvajes) o en ambos hábitats (semidomésticos). Hay tres tipos de ciclos de transmisión:
  • Fiebre amarilla selvática: En las selvas tropicales lluviosas la fiebre amarilla afecta a los monos, que son infectados por los mosquitos salvajes. A su vez, los monos transmiten el virus a otros mosquitos que se alimentan de su sangre, y los mosquitos infectados pueden picar a las personas que entren en la selva, produciendo casos ocasionales de fiebre amarilla. La mayoría de estas infecciones afectan a hombres jóvenes que trabajan en la selva (por ejemplo, leñadores).
  • Fiebre amarilla intermedia: En las zonas húmedas o semihúmedas de África se producen epidemias a pequeña escala. Los mosquitos semidomésticos (que se crían en la selva y cerca de las casas) infectan tanto a los monos como al hombre. El aumento de los contactos entre las personas y los mosquitos infectados conducen a la transmisión. Puede haber casos simultáneamente en muchos pueblos distintos de una zona. Este es el tipo de brote más frecuente en África, y puede convertirse en una epidemia más grave si la infección es llevada hacia una zona poblada donde haya mosquitos domésticos y personas no vacunadas.
  • Fiebre amarilla urbana: Cuando las personas infectadas introducen el virus en zonas con gran densidad de población y un gran número de mosquitos Aedes y de personas no inmunes se producen grandes epidemias. Los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.

Tratamiento

No hay tratamiento específico para la fiebre amarilla. Solo se pueden instaurar medidas de sostén para combatir la fiebre y la deshidratación. Las infecciones bacterianas asociadas pueden tratarse con antibióticos. Las medidas de sostén pueden mejorar el desenlace de los casos graves, pero raramente están disponibles en las zonas más pobres.

Prevención

1. Vacunación
La vacunación es la medida más importante para prevenir la fiebre amarilla. Para prevenir las epidemias en zonas de alto riesgo con baja cobertura vacunal es fundamental que los brotes se identifiquen y controlen rápidamente mediante la inmunización. Para prevenir los brotes en las regiones afectadas, la cobertura vacunal debe ser como mínimo de un 60% a 80% de la población en riesgo. En África, son pocos los países endémicos que tienen en la actualidad este nivel de cobertura.
La vacunación preventiva puede realizarse mediante la inmunización sistemática en la infancia o campañas masivas únicas con el fin de aumentar la cobertura vacunal en los países en riesgo, y también mediante la vacunación de quienes viajen a zonas donde la enfermedad es endémica. La OMS recomienda vivamente la vacunación sistemática de los niños en las zonas de riesgo.
La vacuna contra la fiebre amarilla es segura y asequible, y proporciona una inmunidad efectiva contra la enfermedad al 80-100% de los vacunados al cabo de 10 días, y una inmunidad del 99% al cabo de 30 días. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. Los efectos colaterales graves son extremadamente raros, y se han descrito en viajeros vacunados y en algunas zonas endémicas (por ejemplo, en Australia, Brasil, Estados Unidos de América, Perú y Togo). Los científicos están investigando por qué ocurre esto.
Con respecto al uso de la vacuna en mayores de 60 años, cabe señalar que el riesgo de enfermedad viscerotrópica asociada a la vacuna es mayor en este grupo de edad que en personas más jóvenes, aunque sigue siendo bajo. En los mayores de 60 años no vacunados con anterioridad y en los que esté recomendada la vacunación, esta solo debe realizarse después de una cuidadosa evaluación de los riesgos y los beneficios en la que se compare el riesgo de contraer la enfermedad con el riesgo de acontecimientos adversos graves tras la inmunización.
El riesgo de muerte por fiebre amarilla es muy superior a los riesgos relacionados con la vacunación. Las personas que no deben vacunarse son:
  • los menores de 9 meses (o los niños de 6-9 meses durante las epidemias, situación en la que el riesgo de enfermedad es mayor que el de efectos adversos de la vacuna);
  • las embarazadas, excepto durante los brotes de fiebre amarilla, cuando el riesgo de infección es alto;
  • las personas con alergia grave a las proteínas del huevo, y
  • las personas con trastornos del timo o inmunodeficiencias graves debidas a infección sintomática por VIH/SIDA u otras causas.
Los viajeros, en particular de África o América Latina con destino a Asia, deben tener un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. El Reglamento Sanitario Internacional estipula que los motivos médicos para no administrar la vacuna deben ser certificados por las autoridades competentes.
2. Control de los mosquitos
En algunas situaciones, el control de los mosquitos es fundamental hasta que la vacunación haga efecto. El riesgo de transmisión de la fiebre amarilla en zonas urbanas puede reducirse eliminando los potenciales criaderos de mosquitos y aplicando insecticidas al agua donde se desarrollan en sus estadios más tempranos. Combinada con las campañas de vacunación de emergencia, la fumigación con insecticidas para matar los mosquitos adultos puede reducir o detener la transmisión de la fiebre amarilla, "ganando tiempo" para que las poblaciones vacunadas adquieran la inmunidad.
Históricamente, las campañas de control de los mosquitos han tenido éxito en la eliminación de Aedis aegypti, el vector urbano de la fiebre amarilla en la mayoría de los países continentales de Centroamérica y Sudamérica. Sin embargo, los mosquitos de esta especie han recolonizado las zonas urbanas de la región y vuelven a suponer un riesgo de fiebre amarilla urbana.
Los programas de control de los mosquitos de zonas selváticas no son factibles para prevenir la transmisión de la fiebre amarilla selvática.

Alerta y respuesta ante epidemias

La detección rápida de la fiebre amarilla y la respuesta inmediata con campañas de vacunación de emergencia son esenciales para controlar los brotes. Sin embargo, la subnotificación es preocupante; se calcula que el verdadero número de casos puede ser hasta 250 veces mayor que el número de casos notificados en la actualidad.
La OMS recomienda que todos los países en riesgo dispongan al menos de un laboratorio nacional en el que se puedan realizar análisis de sangre básicos para detectar la fiebre amarilla. Un caso confirmado debe considerarse como brote en una población no vacunada, y debe ser investigado exhaustivamente en cualquier contexto, y en particular en zonas donde la mayoría de la población haya sido vacunada. Los equipos de investigación deben evaluar los brotes y responder a ellos con medidas de emergencia y con planes de inmunización a más largo plazo.

Respuesta de la OMS

La OMS desempeña las funciones de Secretaría del Grupo internacional de coordinación del suministro de vacunas para el control de la fiebre amarilla, que mantiene una reserva de emergencia de dichas vacunas para garantizar una respuesta rápida a los brotes en los países de alto riesgo.
La Iniciativa contra la Fiebre Amarilla, dirigida por la OMS y apoyada por el UNICEF y los gobiernos nacionales, es una estrategia de vacunación preventiva centrada especialmente en los países africanos más endémicos, donde la enfermedad es especialmente importante. La Iniciativa recomienda que se incluya la fiebre amarilla en los programas de vacunación infantil sistemática (a partir de los 9 meses), que en las zonas de alto riesgo se lleven a cabo campañas de vacunación en masa de todos los grupos de edad superior a 9 meses, y que se mantenga la capacidad de vigilancia y de respuesta a los brotes.
Entre 2007 y 2012 se han completado campañas de vacunación preventiva contra la fiebre amarilla en 12 países: Benin, Burkina Faso, Camerún, Côte d’Ivoire, Ghana, Guinea, Liberia, Malí, República Centroafricana, Senegal, Sierra Leona y Togo. La Iniciativa contra la Fiebre Amarilla cuenta con el apoyo financiero de la Alianza GAVI, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, los ministerios de salud y los asociados nacionales.
La Iniciativa contra la Fiebre Amarilla cuenta con el apoyo económico de la Alianza GAVI, la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO), el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF), los ministerios de salud y los asociados en los países.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Leishmaniasis

Es una enfermedad parasitaria oriunda de las selvas tropicales de América, también presente en Asia y África. Realmente la leishmaniasis representa un conjunto de enfermedades producidas por diferentes especies del parásito Leishmania, las cuales divididas desde el punto de vista médico se pueden definir como leishmaniasis superficiales que afectan principalmente piel y mucosas, y las leishmaniasis profundas que dañan órganos internos (hígado, bazo, médula ósea), ésta última también conocida como kala-azar que si no es tratado a tiempo puede causar la muerte.
En más detalle, las leishmaniasis se pueden dividir en tres grupos:
  • Leishmaniasis Cutánea (LC), se presenta en forma de nódulos en la superficie de la piel donde fue inoculado el parásito.
  • Leishmaniasis Mucocutánea (LMC), se presenta con ulceración y erosión del tejido blando y cartílago.
  • Leishmaniasis Visceral (LV), con invasión de órganos internos por parte del parásito.
Esta enfermedad representa un grave problema de salud pública, ya que al igual que la enfermedad de Chagas genera un alto índice de morbilidad y mortalidad en la población. Actualmente existen aproximadamente 12 millones de personas infectadas por Leishmaniasis a nivel mundial, sin embargo hay muchos casos que nunca son reportados. La leishmaniasis forma parte del grupo de enfermedades asociadas a la pobreza, principalmente porque los que la padecen viven en áreas remotas, pero además estas personas presentan un estigma social debido a que muchas veces sufren desfiguración del rostro o quedan con cicatrices muy notorias debido a las lesiones; por tanto las personas sufren un impacto psicológico permanente que los lleva a mantenerse ocultos. Esto significa que a veces aunque una leishmaniasis superficial no genere la muerte del paciente, básicamente genera su muerte social.
La desestimación del verdadero estado epidemiológico de la leishmaniasis hace que los esfuerzos para controlarla sean ineficientes; sin embargo, se siguen haciendo esfuerzos para ello principalmente en los países endémicos.
Se ha informado de casos de leishmaniasis en todos los continentes, a excepción de Australia y la Antártida. En los países de América, la leishmaniasis es una enfermedad endémica, y en Venezuela está ampliamente distribuida en zonas como los valles del sistema montañoso de la costa, depresión de Yaracuy, zonas boscosas de Túren, zonas boscosas de los llanos y los Andes, e inclusive en el sur del Orinoco. 

¿Cómo se contrae la Leishmaniasis?
El parasito protozoario es trasmitido por la picadura del mosquito simúlido o flebótomo, del género Phlebotomus o Lutzomyia. Estos insectos habitan zonas con cierta humedad, distribuyéndose en zonas donde la temperatura promedio es de 20 °C; y por lo general pican en cualquier área expuesta del cuerpo. La transmisión se da porque un mosquito simúlido pica a un mamífero infectado, y éste mosquito ahora infectado inocula los parásitos a un hospedero sano a través de la picada cuando intenta alimentarse de sangre.

¿Cuáles son los signos y síntomas de la Leishmaniasis?
Existen diferentes formas de leishmaniasis:
  • La leishmaniasis cutánea afecta la piel y las membranas mucosas. Las llagas en la piel por lo regular comienzan en el sitio de la picadura del flebótomo y pueden durar meses o años antes de sanar por sí solas. En unas pocas personas, las llagas se pueden desarrollar en las membranas mucosas generando ulceraciones que no siempre sanan por sí solas.
  • La leishmaniasis sistémica o visceral afecta el cuerpo entero y es una forma que se desarrolla de 2 a 8 meses después de que la persona es picada por el flebótomo. La mayoría de las personas no recuerdan haber tenido una llaga en la piel, ya que ésta no siempre se presenta. Esta forma si no es debidamente tratada puede llevar a complicaciones mortales. Los parásitos dañan el sistema inmunitario disminuyendo el número de células que combaten la enfermedad y de esta manera debilitando aún más al paciente.
La leishmaniasis cutánea afecta la piel y algunas veces las membranas mucosas. Sus síntomas son, entre otros:
  • Llagas en la piel que pueden volverse úlceras que sanan muy lentamente
  • Úlceras y desgaste (erosión) en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal
  • Obstrucción nasal, rinorrea y hemorragia nasal
  • Dificultad para respirar
  • Dificultad para deglutir (tragar)
En los niños, la infección visceral y sistémica empieza generalmente de una manera súbita con vómitos, diarrea, fiebre y tos. Los adultos por lo general presentan una fiebre que dura de 2 semanas a 2 meses, acompañada de síntomas como fatiga, debilidad e inapetencia. La debilidad aumenta a medida que la enfermedad progresa y empeora.
Otros síntomas de la leishmaniasis visceral y sistémica pueden ser:
  • Molestia en el área ventral (abdominal)
  • Tos (en niños)
  • Diarrea (en niños)
  • Fiebre que dura semanas y que puede aparecer y desaparecer en ciclos
  • Sudores fríos
  • Piel escamosa, grisácea, oscura y pálida (Kala-azar significa fiebre negra)
  • Debilitamiento del cabello
  • Malestar abdominal vago
  • Vómitos (en niños)
  • Pérdida de peso

¿Cómo se diagnostica la Leishmaniasis?
Un examen físico puede mostrar signos de agrandamiento del bazo, del hígado y de los ganglios linfáticos. Información importante para orientar al médico hacia un diagnóstico acertado es saber si el paciente ha sido picado por flebótomos o mosquitos simúlidos, o si estuvo en un área donde se sabe que se presenta la leishmaniasis. Los exámenes que se pueden hacer para diagnosticar la afección abarcan:
  • Biopsia y cultivo del bazo
  • Cultivo y biopsia de médula ósea
  • Prueba de aglutinación directa
  • Prueba indirecta de anticuerpos inmunofluorescentes
  • Cultivo y biopsia de ganglios linfáticos
  • Prueba cutánea de Montenegro
  • Biopsia de piel
  • Detección de anticuerpos específicos en sangre por serodiagnóstico (ELISA)
Otros exámenes que se pueden realizar son:
  • Conteo sanguíneo completo
  • Niveles de inmunoglobulina en suero
  • Proteína en suero
  • Albúmina en suero
  • Pruebas serológicas
La Fundación Jacinto Convit ofrece un servicio de referencia al cual los patólogos pueden enviar sus láminas para consulta y segunda opinión. Igualmente, la Fundación estará ofreciendo un servicio de diagnóstico serológico y molecular, éste último permitirá establecer la especie parasitaria infectante, y así de esta manera poder ofrecer un tratamiento individualizado más efectivo.

¿Cómo se trata la Leishmaniasis?
Actualmente se encuentra disponible la inmunoterapia o vacuna, la cual ha probado igual efectividad que el tratamiento convencional pero minimizando los efectos tóxicos y con un costo mucho menor. Esta vacuna se administra actualmente en el Instituto de Biomedicina y en los servicios de Dermatología Sanitaria a lo largo del país. Igualmente su uso ha sido implementado en varios países de Sur y Centro America, en donde actualmente la Fundación lleva a cabo una serie de proyectos en comunidades aisladas y de escasos recursos.
Los principales medicamentos utilizados para tratar la leishmaniasis son los compuestos que contienen antimonio y abarcan:
  • Antimoniato de meglumina
  • Estibogluconato de sodio
Otros fármacos que se pueden utilizar son:
  • Anfotericina B
  • Fluconazol
  • Pentamidina

¿Qué debo hacer si creo que tengo Leishmaniasis?
Acude a tu médico. Si vives en el interior del país infórmate a través de este enlace (poner link al programa de dermatología sanitaria) donde queda el servicio de Dermatología Sanitaria mas próximo a tu localidad. Actualmente los servicios de Dermatología Sanitaria cuentan con el personal más calificado para asistirte.
A través de la consulta en línea prestamos servicio de asesoramiento a pacientes y facultativos en el uso de estas opciones terapéuticas alternativas para el tratamiento de cuadros clínicos recalcitrantes. Lo único que usted necesita es solicitar a su médico de cabecera o dermatólogo tratante que nos contacte a través de ese enlace y nosotros lo contactaremos a la brevedad posible.
La Fundación Jacinto Convit actualmente desarrolla líneas de investigación en esta área, que comprenden estudios de epidemiología molecular de los parásitos así como el desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para tratar la enfermedad.